
Café
100% arábica que, según el
fabricante,
refleja la
exuberancia aromática y la elegancia del café cultivado en las
altas montañas de los Andes,
añadiendo que la elegancia de los cafés ha ganado fama en
todo el mundo. En estos parajes abundan los volcanes, cuya lava ha
fertilizado los suelos con sales minerales. Los cafés de este origen
transmiten el aroma complejo e intenso y el sabor exótico de las
montañas; y en la web la
geolocalización y la forma de de trabajo es más exhaustiva,
aclarando que desde el interior de las montañas, al lado
de la Cordillera de los Andes, a una altitud entre 1200 y 1800
metros, nos llega el café de Colombia. Con un método de producción
arduo y costoso, donde no es posible la mecanización.
En las notas de cata dice que a la vista es crema castaño
claro, en nariz que tiene
aromas a cacao y caramelo, y en
boca que es un café elegante, con cuerpo. Dulce y
medianamente ácido ofrece un final de boca prolongado.
Y más o menos se ajusta a lo descrito, quizás la acidez es más que
mediana y el dulzor bastante intenso. Recordando que esta marca
calibra la intensidad en 5, según caja, tiene un 5 en aroma y un 2
en cuerpo.
La presentación es una caja pequeña
y cómoda de forma cúbica, con un diseño bonito y práctico con una
bonita foto de un valle supongo que colombiano, y dentro vienen 10
cápsulas marrón claro mate y muy raro, todas dentro de una única
bolsa de plástico fino.
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