
Es difícil catalogar de
ristretto a un café con medida de
espresso en taza
porque nunca se va a igualar el cuerpo y al sensación en boca, esa
sensación de un lingotazo intenso que deja el primero, por muy
intenso que pueda ser el café, a fin de cuentas, la cantidad de
aguay la concentración de café importan. Dice el
fabricante en caja
que
Ristretto captura todos los elementos propios de un espresso
perfecto: una cuidada selección de grano, una molturación fina y un
tueste especialmente intenso que crean un café en taza aromático y
con cuerpo, con un sabor poderoso y una crema avellanada difíciles
de olvidar. La descripción se ajusta bien al producto ―me
gusta ese
molturación como sinónimo de 'molienda'―, y es
muy interesante la sensación que queda en boca, prolongada y amarga.
En conjunto es un buen expreso, fuerte y amargo, que quizás aparente
un poco más de ese 10 de intensidad que tiene.
La
caja, bonita cómoda, sigue la línea de la gama. Dentro hay diez
cápsulas totalmente transparentes, cada una de ellas en una bolsa
individual ―su diseño es muy similar al de la caja―
herméticamente cerrada y que desprende un excelente olor al ser
abierta.
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