
La
caja es elegante, con la tapa un poco más grande que la base, como una pirámide truncada invertida, negra con letras en varios colores:
gris, negro ―sobre fondo gris―, dorado , blanco... y dos cápsulas
sobre un tenue fondo tribal en la portada. Dentro hay 10 cápsulas
negras, todas ellas dentro de una resistente bolsa de plástico
transparente.
EDITADO, MARZO 2017: En el nuevo embalaje, caja negra con laterales
en un patrón afriacno de tonos marrón-rojizo, tenemos una
información muy precisa, justo la que se demandaba en la primera
revisión de este café. Se nos dice que estamos ante un exquisito
café de Etiopía 100% arábica lavado, cuna del café y que te
sumerge en un sinfín de sensaciones por sus notas avainilladas, a
caramelo, sus ligeros toques a tostado y su delicada acidez. El café
de Etiopía Sidamo se encuentra entre los orígenes más apreciados
por los paladares más exigentes. Un café muy agradable, con un
nivel muy bajo de cafeína que incita a tomarlo solo a cualquier hora
del día, disfrutando sin renunciar al auténtico sabor del café.
A pesar de la última frase, un tanto desconcertante, lo demás se
ajusta bien ―quizás sobre algún adjetivo― a lo que tenemos en
taza.

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