Dice
el fabricante que es complejo,
intenso, místico...
y para redondear la literatura, que el
exuberante paisaje de Colombia es conocido por sus plantaciones de
café y la leyenda milenaria de El Dorado. Inspirado en este rico y
místico patrimonio, PURO COLOMBIA ofrece un espresso con carácter
intenso y complejo que perdura en el paladar,
es decir nada, y es una lástima porque es un buen café. Se incide
mucho en el origen, de hecho, en otra parte de la caja dice CAFÉ
DE COLOMBIA: Indicación geográfica protegido (IGP),
pero nada de la variedad, dato igual de importante, suerte que
indican la intensidad, 8. Igual que no hay más información en la
caja, tampoco hay ninguna ―en el día actual― en la web. En boca
tiene fuerza y un buen amargor, propio de un robusta, y también un
buen equilibrio entre dulzor, algo afrutado, y acidez. Razonable
relación calidad/precio.
La
caja es muy elegante, con una banda en tonos dorados ―¿la mística
de El Dorado?― en la que hay una máscara precolombina y la foto de
una cápsula. En su interior hay diez cápsulas completamente
transparentes, cada una de ellas en bolsa individual herméticamente
cerrada con diseño similar a la caja.
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