
Posiblemente sea uno de los cafés mejor presentados en caja, pues
este
fabricante portugués lo define como
la fuerza de África
materializada en un café donde se reviven las raíces portuguesas,
especificando aún más en otro lugar de la caja que
Torrié
Angola lleva la fuerza y el exotismo de África, que recuerda, aunque
de forma tenue, el aroma de la tierra de los cafetales. Plantado a
baja altitud, en las vastas selvas angolanas, con suelos fértiles y
ricos, los cafés son de elevada calidad, equilibrio y baja acidez,
y en la web aún lo completan más, añadiendo sobre el lugar que en
este ambiente rico, los portugueses construyeron un extenso
conocimiento sobre el arte de producir cafés.
También añade notas de cata muy precisas y muy cercanas a la
realidad, y lo separa por sentidos: vista, crema abundante
y persistente de color avellana;
aroma, notas de madera, con notas de cacao, vainilla y
caramelo ―destaca mucho el
cacao―; y sabor, café pleno de cuerpo, aterciopelado,
muy suave y equilibrado. Es dulce y presenta baja acidez.
La intensidad es un poco liosa, pues trae dos medidores uno para
aroma con una intensidad de 3 sobre 5 y otro de cafeína de 5 sobre
5. En las solapas interiores viene un esquema de las cápsulas por
colores. Algo caro.
La presentación es una caja pequeña de forma cúbica, con un diseño
bonito y práctico, aunque la foto de Angola es francamente fea, y
dentro vienen 10 cápsulas marrón oscuro, todas en una única bolsa
de plástico fino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario