
Dice este
fabricante vasco que este café es
ideal para disfrutar
de un café afrutado, también que es
fino y equilibrado,
y luego amplía diciendo que es
un café elaborado con granos
seleccionados y cultivados de una manera sostenible y respetuosa que
contribuye, a través de buenas prácticas y respeto a los
agricultores, a salvaguardar los recursos del mundo, ahora y en el
futuro... resumiendo: que es
ecológico y sigue los parámetros
de 'comercio justo'; por lo demás, salvo la intensidad numérica, 8,
no se dice nada sobre el producto: ni variedad, ni orígenes. El
café, tal como se dice al principio de la reseña, es afrutado, con
notas bastante dulces, pero también con un retrogusto amargo intenso
y muy interesante porque le da mucho equilibrio al dulzor. Razonable
relación calidad/precio.
La caja es bastante vulgar, en verde graduado de oscuro a muy oscuro,
prácticamente negro, según descendemos por ella; con el logotipo de
la empresa en blanco, el dibujo de una taza de terracota oscura
―supongo que por eso de la sostenibilidad―, una cápsula humeante
y bastante información ―no necesariamente interesante― por todas
sus caras. Dentro hay 10 cápsulas de color marrón rojizo ―esa
terracota...― con tapa negra, todas dentro de una bolsa de plástico
transparente.
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